Cuando se fueron las voces, qué nos queda.
El silencio, podría ser una respuesta. No la más probable o la mayoritaria. Quizás nos quede un vacío. Y digo “un” en vez de “él” porque hay muchos tipos de vacíos y es algo que todavía no tiene definición concreta, es una forma de expresar una vivencia a la que el silencio tal como lo conocemos no nos remite. Y no por ser vacío es silencioso. Está lleno de preguntas: ¿Quiénes eran? ¿Por qué vinieron? ¿Qué querían? ¿Por qué se fueron ahora?, etc.
Cuando hablo de las voces, aclaro para el lector cándido o ignaro, son aquellas a las cuales solemos escuchar nosotros mismos, sin que el resto pueda dar razón fidedigna de su sonido.
Cuando se fueron las voces, yo diría, hay que aprender a escucharse a uno mismo. Es lo que hacemos los que no las hemos escuchado alguna vez…
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