Los diagnósticos.

Muchas veces se ha hablado sobre la especificidad de los diagnósticos y su cercanía con la realidad, lo que refleja el cuadro clínico. Me focalizo al hablar principalmente dentro del marco conceptual de la psiquiatría.

He escuchado, leído y observado discusiones arduas por determinados diagnósticos, desde distintos tipos de vista nosográficos. Por ejemplo la escuela de psiquiatría alemana es una experta en desdoblar diagnósticos y hacerlos más específicos.

Hace algunos años se puso en boga el concepto de espectro, en mi opinión ya muchos lo manejaban tras bambalinas. El mismo cambia la manera de pensar los diagnósticos, los cuales si bien específicos, se encuentran dentro de un mismo panorama clínico, lo que los hace sino similares, por lo menos familiares.

Por lo tanto, haciendo el ejercicio mental de que no conocemos los diagnósticos, si le presentamos a un paciente el rango espectral de alguna patología, podría decir, Ah! es lo mismo pero más o menos grave…

Todo esto nos lleva a pensar y mucho si es posible la unión dentro de la especialidad. Ya que cuando un médico otorga a un paciente un diagnóstico, en ese preciso instante pasan muchas cosas que desde el vamos, cambian totalmente la vida de una persona y por lo general no la nuestra.

Creo que a todos los médicos psiquiatras nos han llegado pacientes que vienen con diagnósticos en los que no estamos de acuerdo, o esos pacientes mayores de 70 años que han acompañado la evolución de los múltiples diagnósticos psiquiátricos así como también de los diferentes tratamientos, pasando por ejemplo de tener desde un poquito de psicosis y un poquito de depresión a un trastorno esquizoafectivo o de una cura de sueño a la duloxetina.

Nuestros diagnósticos siguen siendo clínicos, como en muchas otras especialidades. Y la dificultad que nos pone la mente en precisar diagnósticos permite confundir a los pacientes y desprestigiar a la especialidad. Rescato en esto los intentos constantes que desde hace muchos años, médicos con dedicación y estudio han realizado por mejorar la calidad de los diagnósticos y tratamientos, y que permiten hoy estas discusiones. Es el tiempo muchas veces el que nos deja dar cuenta de los errores y así la ciencia y la medicina clínica avanzan.

La realidad de la mente es una, la del paciente. Y todos los diagnósticos habidos y por haber, son sólo la intención de describir lo que existe para poder tratar o ayudar a quien padece con las herramientas que tengamos en nuestro haber como profesionales. Así como también el establecimiento de un idioma que nos permita comunicarnos y aprender en conjunto.

Conocer la historia de los diagnósticos puede facilitar el discernimiento de las patologías y los errores en los que se ha caído al describirlas. Es por eso que hoy aparece el concepto de espectro, que fue ganando espacio a lo largo de tantos intentos fallidos.

Con esto quiero exponer la precaución al dar diagnósticos. Y aquí incluyo la sensibilidad, la adecuada información, evolución posible, formas de tratamiento, y con ello toco lo que allá lejos intentaron explicarnos en la facultad; el consentimiento informado. Que en psiquiatría especialmente merece una discusión permanente entre nosotros colegas.

En adelante continuaré repensando el concepto diagnóstico y la repercusión que tiene sobre los que lo reciben o se exponen a recibirlo.

Dr. Nicolás Salgado. Médico Especialista en Psiquiatría. Argentino. http://www.ansiedadesclinicas.com

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Acerca de Dr. Nicolás Salgado

Médico Especialista en Psiquiatría
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6 respuestas a Los diagnósticos.

  1. Ana María Krysztopa (Anoushka) dijo:

    Gracias por sus conceptos Dr. Nicolas Salgado, totalmente de acuerdo con usted, soy una participante «militante» sobre crecer a traves de la virtualidad sana y que los profesionales traten junto a los medicaméntos necesarios para aliviar la herida emocional pero haciendo crecer la mente en forma ampliada nos damos cuenta que desarrollando nuestras capacidades sanas se puede llegar a la «sanación» sin traumas exagueradas. Una cosa no quita la otra y combinadas adecuadamente medicación y terapia inclisiva «desdramatizando» situaciones caóticas se llega a muy buen puerto. De mi parte lo aprendi en las «Terapias Multifamiliares» que creo y coodinaba el Dr. Jorge García Badaracco en Asociación Psicoanálitica Argentina.
    Desde aquí le deseo éxito en su tarea como profesional y personal. Gracias.

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    • Gracias Anoushka. La recuerdo con mucho cariño, y sabe que comparto su postura y la del Dr. Jorge García Badaracco con quien me formé y aprendí lo mejor de la psiquiatría y la salud mental. Una forma de mirar y escuchar al paciente, descubriendo, trabajando y ampliando lo que es la virtualidad sana, que además de ser un gran concepto es un potencial de salud.
      Saludos a ud y a su marido.

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  2. Maria Elena Calfat dijo:

    Me parecio muy criteriosa la apreciacion conceptual sobre «el diagnostico» realizada por el Dr. Nicolas Salgado. Como asi tambien el planteo de la necesidad de continuar pensando acerca de este concepto y su repercusion tanto en el paciente como en su familia. Confio en que los profesionales apuesten a un diagnostico abierto a la evolucion del paciente. Que nunca le pongan «un techo» sujeto a un rotulo. El paciente no «es» la enfermedad, sino una persona que padece un trastorno. Muchas gracias por el aporte.

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  3. Alejandro Gregori dijo:

    Especificamente en lo que a diagnosticos sobre adicciones se refiere años atras se subdiagnosticaba la comorbilidad psiquiatrica, generando a partir de ello derivaciones iatrogenicas hoy podríamos afirmar que se sobrediagnostica, por haber logrado una mayor especificidad para despejar el cuadro y tambien se deriva mal, es decir siguiendo con su linea de pensamiento: cuando el médico se «inclina» sobre el paciente para la observación y el diagnóstico podríamos decir que corre el riesgo de crear las condiciones necesarias para el mismo como el científico frente al ratón de laboratorio?

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    • Estoy de acuerdo en parte con ud. Algo de ello también ha ocurrido con la tendencia a bipolarizar problemas de la personalidad. Pero no le echo la culpa a la especificidad de los diagnósticos sino a la tendenciosidad en diagnosticar algo de eso. De alguna manera también para el profesional podría ser alentador tener un diagnóstico, no sólo novedoso sino además que pueda «curarse» con alguna medicación ofrecida.
      Una pregunta que me surge ante su opinión es ¿qué trata uno cuando lo hace? ¿Síntomas o una patología con determinado correlato ambiental y biológico? Esto último sería el lineamiento de la medicina tradicional. Y creo que más allá del medio terapéutico que uno utilice, lo que se trata es el fondo y no la superficie.
      Lo que se objetiva es la patología no la persona. De hecho podríamos pensar si la persona en algunos casos necesita o le es beneficioso que no se hable precisamente de un diagnóstico tal cual lo entendemos. Muchos pacientes se apoyan en él para no crecer personalmente. Pero sí lo considero necesario para nosotros como un orden académico científico.
      Decirle a alguien que tiene TLP quizás no sirva de mucho, pero no así una persona que está teniendo crisis de pánico.
      Muchas Gracias por su comentario.

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