Me atrevo a decir que la tendencia es hacer un duelo frente a nuestros seres queridos presentes. Creo que es necesario y beneficioso hacer un duelo frente a estas vicisitudes de la naturaleza. Un duelo implica pérdida y es un tránsito hacia otro estado de nosotros mismos. Cada muestra de una función psíquica no perdida, puede ser un buen recuerdo específico de aquella persona que presenta esta patología. Es un doble proceso, de pérdida y aprovechamiento de quien queremos tanto.
Vale aclarar que estoy hablando exclusivamente de Alzheimer y no de otro tipo de demencia que implicaría otras características en todo sentido.
Cuando una familia acude a la consulta acompañando al paciente, la sensación por lo general es de desconcierto y está en nosotros, los profesionales, el trabajo de encauzar las dudas y angustias que traen. En algunas ocasiones no alcanza una sola entrevista para comprender la complejidad de lo que genera esta patología. La variable tiempo es importante en los familiares para que se asienten muchas sensaciones aparecidas. Una consulta sin el paciente puede resultar beneficiosa, inclusive para enseñarles aspectos del cuidado del paciente y prestarles la escucha profesional para la toma de decisiones.
Los síntomas psiquiátricos, psicóticos principalmente, desconciertan aún más a la familia, les son muy extraños. Suelen ser de frecuente aparición en momentos avanzados de la enfermedad. En mi opinión, la ocurrencia de cada uno de ellos debe ser atendida deferencialmente aunque nosotros sepamos que forman parte de una misma dimensión.
Los falsos reconocimientos, la percepción paranoide, diversos delirios, las ilusiones, alucinaciones, desorientación temporoespacial, alteraciones de la conducta, son los síntomas que se me ocurren provocan más preocupación. Cada uno de ellos merecería un escrito. Aquí sólo los incorporo haciéndoles alusión por ser una fuente de tensión en la familia.
La familia con buenas intenciones debe intentar no llegar al agotamiento. Lo digo en el sentido de, si es posible, rotar los esfuerzos dirigidos hacia el paciente para dar respiro a cada integrante. Siempre y cuando la decisión sea el cuidado en el ámbito familiar. Es un tema de alta complejidad debido a las muchas variables no del todo generalizables y que tienen características particulares como tantos integrantes acompañen el proceso de una persona que presenta Alzheimer.
En fin. Intento imaginar no recordar y me aparece un agujero en mi capacidad imaginativa que se asemeja a la imaginación de mi propia muerte, sabiendo que desde un punto de vista concreto no me enteraré nunca de cómo fue esa sensación.
Dr. Nicolás Salgado. Médico Especialista en Psiquiatría. Argentino. http://www.ansiedadesclinicas.wordpress.com