Alucino.
Y esa vaga inspiración que no deja de rondarme.
Me atormenta y asemeja a la felicidad.
Apasionado de los versos,
giro una y otra vez por los contornos de la mente.
Tan quieto como veloz es el sueño al que acudo.
Abrir los ojos.
Noctámbula visión iluminada.
¡Y esa pesadilla de las voces ajenas!
Soñar, es tan sólo para mí un abrir de ojos.
Un campo libre donde perderse sin miedos.
Un tintero que mantiene a mi pluma,
constantemente húmeda.
Nicolás Salgado
Pingback: Alucino. | EL DIVÁN DE SANDRA